5/3/15

SECUELAS TRAS EL PARTO. REEDUCACIÓN PERINEAL

Seguro que en algún momento del embarazo o postparto vosotras, habréis escuchado hablar del suelo pélvico, de la reeducación perineal, de las bolas chinas, de la gimnasia abdominal hipopresiva,etc. Pues bien voy a tratar de hablar un poco de la importancia que tiene esta musculatura en la mujer sobre todo después del nacimiento de nuestros hijos.

Aun en la consulta sigo escuchando a señoras que intentan excusar sus problemas perineales con frases del tipo: “no tengo incontinencia urinaria, se me escapa lo normal: al toser, reír, saltar; “no es que vaya con mucha frecuencia al baño, es que bebo mucha agua”; “me duele la zona de la episiotomía durante las relaciones sexuales, pero bueno me aguanto”.

Esto me hace pensar porque las mujeres dan por hecho que al tener un niño, además de renunciar a tantas cosas, tenemos que asumir ciertas dolencias tipo incontinencias urinarias y/o fecales, dispareunias (dolor durante la penetración), prolapsos genitales (caída de órganos), diástasis abdominal (cuando se separan las bandas musculares que hay a cada lado de la línea alba, pudiendo provocar en los casos más graves hernias abdominales), dolores pélvicos crónicos, etc.
Pues bien, simplemente quiero creer que es por la falta de información y no por los tabúes que aun existe en nuestra sociedad. 
El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y fascias que cierran la pelvis en su parte inferior. Este tiene como objetivos: sostener los órganos dentro de la pelvis (útero, vejiga y recto), mantener la competencia del esfínter uretral y anal (evitar los escapes de orina, gases y/o heces) y juega un papel muy importante en la sexualidad ya que esta musculatura tapiza las paredes vaginales.


Muchas son las causas que intervienen en la debilidad de la musculatura perineal como: determinadas practicas deportivas (correr, saltar, abdominales..), obesidad, tabaquismo, etc; pero sin duda las más frecuentes y que tienen especial impacto e interés para las madres, son: el embarazo, el parto y la menopausia.

¿Pero podemos hacer algo para evitar los problemas de suelo pélvico durante el embarazo, parto y postparto?

Durante el embarazo el valor del tono perineal que es la contracción mínima permanente de la musculatura al margen de cualquier acción voluntaria, varía sensiblemente en función de varios parámetros: 

El aumento excesivo de peso materno durante la gestación hace que el periné se vea muy comprometido y ayude a la pérdida del tono muscular.  
 A esto hay que añadirle los cambios hormonales que sufrimos desde el primer momento de la fecundación. El aumento de estrógenos y progesterona además de ser la responsable de los cambios morfológicos en la gestante, también es la encargada de la relajación de la musculatura lisa (o involuntaria) y estriada (o voluntaria). Dicha musculatura involuntaria, la encontramos en diferentes zonas del cuerpo como son: el interior de los órganos, de los vasos sanguíneos (favoreciendo con su contracción el retorno venoso; por ello que en las embarazadas es más frecuente encontrar edemas de miembros inferiores), y también en el interior del aparato reproductor y excretor.
La incontinencia urinaria de esfuerzo en la embarazada es muy elevada (alrededor del 40%, según diferentes estudios) ya que se asocian dos factores muy importantes como son: el aumento de peso y la disminución del tono de la musculatura uretral.

Si practicamos ejercicios de fortalecimiento muscular o lo que es lo mismo, los famosos ejercicios de kegel  todos los días y varias veces, conseguiremos contrarrestar estos aspectos negativos y mantener en mejor estado el suelo pélvico.
También es muy importante preparar el periné para el día del parto mediante masajes perineales (lo ideal es que lo realice la pareja). Gracias a estos, se mejora la elasticidad de los tejidos y podemos reducir hasta un 30% el riesgo de desgarro perineal.
Durante la gestación la musculatura además de perder fuerza se contractura. Esto es debido por una parte: al sobrepeso que tiene que soportar el periné, y por otra a la disminución de riego sanguíneo y como consecuencia menor aporte de O2 a los tejidos en la zona vulvar (de ahí el aspecto cianótico e inflamación que adquiere la vulva en la fase final del embarazo).
Durante la consulta siempre suelo poner el mismo ejemplo al ver las caras de asombro cuando digo que tienen la musculatura perineal contracturada: “Imaginad que un día os cuelgan una mochila en la espalda vacía y todas las semanas le añaden peso, y además no te la puedes quitar en ningún momento. Después de nueve meses cargándola, ¿como crees que tendrías tu espalda?”.

La preparación al parto y no la preparación a la maternidad, (tema que me gustaría matizar en otro momento) es muy importante realizarla de manera adecuada ya que esta nos ayudará a mantener firme el suelo pélvico hasta el final del embarazo.
Además nos darán pautas para que la fase de dilatación sea lo más corta posible y así las estructuras que están en el interior de la pelvis (nervios, vasos sanguíneos, órganos etc) no tenga que verse comprometidos con la presión de la cabeza del feto durante mucho tiempo.
 
El parto podríamos decir que es el momento más crítico para el suelo pélvico. El expulsivo es la fase en la que más se distiende esta musculatura, por ello es muy importante el haber realizado los masajes perineales y tener buen control muscular (abdominal y perineal) para ayudar a que el expulsivo sea lento y controlado y así se reduzca el riesgo de tener un desgarro perineal y un parto instrumentado.
La postura del parto también influye y mucho en el estado del periné. La postura de litotomía (postura ginecológica) hace que los huesos que forman la pelvis tengan menos libertad de movimiento y que el estrecho inferior este más limitado en la apertura. Sin embargo, existen otras posturas como tumbada de lado (tengo que decir que esta es mi postura favorita), de cuclillas o a cuatro patas apoyada sobre el respaldo de la cama, en las que sucede todo lo contrario. El estrecho inferior aumenta su tamaño facilitando la salida del bebé y provocando menos daños al suelo pélvico.

En el postparto no hay que deducir que el cuerpo vuelve al estado original sin más, un suelo pélvico no recuperado deriva en una peor calidad de vida, dolores de espalda, dolores en las relaciones sexuales, posibilidad de pérdida de orina, gases y/o heces, descenso o caída de órganos (prolapso genitales), etc.
Según diferentes estudios el 80 % de las mujeres sufren algún tipo de alteración después del parto.
En otros países vecinos como es el caso de Francia, la seguridad social les cubre a todas las mujeres que han dado a luz una rehabilitación perineal y abdominal.
Ya que aquí no tenemos ese privilegio, yo aconsejo a todas las mujeres que busquen un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico que les realice una revisión pasado dos meses del parto o cesárea para valorar el estado no solo del periné, sino de todas las estructuras que se ven afectadas durante el embarazo y parto (abdomen, pelvis, diafragma, etc.)
Actualmente solo alrededor del 18% de las mujeres visitan un especialista para dicha valoración.

Tras la anamnesis, a cada mujer se le aconsejará (en el caso de que fuera necesario) el tratamiento rehabilitador más oportuno. Para ello  nos ayudaremos de las diferentes técnicas con las que contamos en rehabilitación como por ejemplo: la electroterapia, terapia manual, biofeedback o Gimnasia abdominal Hipopresiva, entre otras.

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