Seguro que en
algún momento del embarazo o postparto vosotras, habréis
escuchado hablar del suelo pélvico, de la reeducación perineal, de las bolas
chinas, de la gimnasia abdominal hipopresiva,etc. Pues bien voy a tratar
de hablar un poco de la importancia que tiene esta musculatura en la mujer
sobre todo después del nacimiento de nuestros hijos.
Aun
en la consulta sigo escuchando a señoras que intentan excusar sus problemas
perineales con frases del tipo: “no tengo incontinencia urinaria, se me escapa
lo normal: al toser, reír, saltar; “no es que vaya con mucha frecuencia al
baño, es que bebo mucha agua”; “me duele la zona de la episiotomía durante las
relaciones sexuales, pero bueno me aguanto”.
Esto me hace pensar porque las mujeres
dan por hecho que al tener un niño, además de renunciar a tantas cosas, tenemos que asumir ciertas
dolencias tipo incontinencias urinarias y/o fecales, dispareunias (dolor
durante la penetración), prolapsos genitales (caída de órganos), diástasis
abdominal (cuando se separan las bandas musculares que hay a cada lado de la
línea alba, pudiendo provocar en los casos más graves hernias abdominales), dolores
pélvicos crónicos, etc.
Pues bien, simplemente quiero creer que
es por la falta de información y no por los tabúes que aun existe en nuestra
sociedad.
El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y fascias
que cierran la pelvis en su parte inferior. Este tiene como objetivos: sostener
los órganos dentro de la pelvis (útero, vejiga y recto), mantener la
competencia del esfínter uretral y anal (evitar los escapes de orina, gases y/o
heces) y juega un papel muy importante en la sexualidad ya que esta musculatura
tapiza las paredes vaginales.
Muchas son las causas que intervienen en
la debilidad de la musculatura perineal como: determinadas practicas deportivas
(correr, saltar, abdominales..), obesidad, tabaquismo, etc; pero sin duda las más
frecuentes y que tienen especial impacto e interés para las madres, son: el embarazo, el parto y la menopausia.
¿Pero
podemos hacer algo para evitar los problemas de suelo pélvico durante el
embarazo, parto y postparto?
Durante el embarazo el valor del
tono perineal que es la contracción mínima permanente de la musculatura al
margen de cualquier acción voluntaria, varía sensiblemente en función de varios
parámetros:
El aumento
excesivo de peso materno durante la gestación hace que el periné se vea muy
comprometido y ayude a la pérdida del tono muscular.
A esto hay que añadirle los cambios hormonales
que sufrimos desde el primer momento de la fecundación. El aumento de
estrógenos y progesterona además de ser la responsable de los cambios
morfológicos en la gestante, también es la encargada de la relajación de la
musculatura lisa (o involuntaria) y estriada (o voluntaria). Dicha musculatura
involuntaria, la encontramos en diferentes zonas del cuerpo como son: el
interior de los órganos, de los vasos sanguíneos (favoreciendo con su
contracción el retorno venoso; por ello que en las embarazadas es más frecuente
encontrar edemas de miembros inferiores), y también en el interior del aparato
reproductor y excretor.
La incontinencia urinaria de esfuerzo en
la embarazada es muy elevada (alrededor del 40%, según diferentes estudios) ya
que se asocian dos factores muy importantes como son: el aumento de peso y la
disminución del tono de la musculatura uretral.
Si practicamos ejercicios de fortalecimiento
muscular o lo que es lo mismo, los famosos ejercicios de kegel todos los días y
varias veces, conseguiremos contrarrestar estos aspectos negativos y mantener
en mejor estado el suelo pélvico.
También es muy importante preparar el
periné para el día del parto mediante masajes perineales (lo ideal es que
lo realice la pareja). Gracias a estos, se mejora la elasticidad de los tejidos
y podemos reducir hasta un 30% el riesgo de desgarro perineal.
Durante la gestación la musculatura
además de perder fuerza se contractura. Esto es debido por una parte: al
sobrepeso que tiene que soportar el periné, y por otra a la disminución de
riego sanguíneo y como consecuencia menor aporte de O2 a los tejidos en la zona
vulvar (de ahí el aspecto cianótico e inflamación que adquiere la vulva en la
fase final del embarazo).
Durante la consulta siempre suelo poner
el mismo ejemplo al ver las caras de asombro cuando digo que tienen la
musculatura perineal contracturada: “Imaginad que un día os cuelgan una mochila
en la espalda vacía y todas las semanas le añaden peso, y además no te la
puedes quitar en ningún momento. Después de nueve meses cargándola, ¿como crees
que tendrías tu espalda?”.
La preparación al parto y no la
preparación a la maternidad, (tema que me gustaría matizar en otro momento) es
muy importante realizarla de manera adecuada ya que esta nos ayudará a mantener
firme el suelo pélvico hasta el final del embarazo.
Además nos darán pautas para que la fase
de dilatación sea lo más corta posible y así las estructuras que están en el
interior de la pelvis (nervios, vasos sanguíneos, órganos etc) no tenga que
verse comprometidos con la presión de la cabeza del feto durante mucho tiempo.
El parto podríamos decir que
es el momento más crítico para el suelo pélvico. El expulsivo es la fase en la
que más se distiende esta musculatura, por ello es muy importante el haber
realizado los masajes perineales y tener buen control muscular (abdominal y
perineal) para ayudar a que el expulsivo
sea lento y controlado y así se reduzca el riesgo de tener un desgarro perineal
y un parto instrumentado.
La postura
del parto también influye y mucho en el estado del periné. La postura de
litotomía (postura ginecológica) hace que los huesos que forman la pelvis
tengan menos libertad de movimiento y que el estrecho inferior este más
limitado en la apertura. Sin embargo, existen otras posturas como tumbada de
lado (tengo que decir que esta es mi postura favorita), de cuclillas o a cuatro
patas apoyada sobre el respaldo de la cama, en las que sucede todo lo
contrario. El estrecho inferior aumenta su tamaño facilitando la salida del
bebé y provocando menos daños al suelo pélvico.
En el postparto no hay que deducir que
el cuerpo vuelve al estado original sin más, un suelo pélvico no recuperado
deriva en una peor calidad de vida, dolores de espalda, dolores en las
relaciones sexuales, posibilidad de pérdida de orina, gases y/o heces, descenso
o caída de órganos (prolapso genitales), etc.
Según diferentes estudios el 80 % de las
mujeres sufren algún tipo de alteración después del parto.
En otros países vecinos como es el caso
de Francia, la seguridad social les cubre a todas las mujeres que han dado a
luz una rehabilitación perineal y abdominal.
Ya que aquí no tenemos ese privilegio, yo
aconsejo a todas las mujeres que busquen un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico que les realice una revisión pasado dos meses del parto o cesárea para valorar
el estado no solo del periné, sino de todas las estructuras que se ven
afectadas durante el embarazo y parto (abdomen, pelvis, diafragma, etc.)
Actualmente solo alrededor del 18% de las
mujeres visitan un especialista para dicha valoración.
Tras la anamnesis, a
cada mujer se le aconsejará (en el caso de que fuera necesario) el tratamiento
rehabilitador más oportuno. Para ello
nos ayudaremos de las diferentes técnicas con las que contamos en
rehabilitación como por ejemplo: la electroterapia, terapia manual, biofeedback
o Gimnasia abdominal Hipopresiva, entre otras.
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